martes, 28 de septiembre de 2010

Perros míticos II- GELERT

Beddgelert (que significa La Tumba de Gelert) es un pueblo en las colinas de Gwynedd, al noroeste de Gales, justo al sur de Snowdon. Fue descrito como "una docena casas grises... apiñadas en paisaje majestuoso de la montaña". Este pueblo, le debe su fama a la legendaria historia del Príncipe Llewelyn de Gwynedd y su perro Gelert.
Según una versión del cuento, el príncipe Llewellyn se aleja de su casa familiar en Abergarwan al escuchar el ruido de una cacería, dejando a su pequeño bebé sólo bajo el cuidado de su noble galgo, Gelert, que había sido regalo del Rey Juan de Inglaterra. Mientras Llewellyn estaba lejos, entra un enorme lobo que amenaza con comerse al niño, pero Gelert se da cuenta y lucha con bravura con el terrible animal. Gelert recibe varias dentelladas del lobo, pero no ceja en el intento de vencerlo. Es tan fuerte la pelea que golpean la cuna y esta cae al piso con el bebé adentro. Al final Gelert cierra su hocico alrededor de la garganta del lobo hasta matarlo. Finalizada la batalla, el valeroso perro arrastra suavemente al bebé hasta una esquina de la casa y, herido y lleno de sangre del lobo muerto, se queda cuidando al bebé que vuelve a quedarse dormido.

Cuando Llewellyn vuelve, se le hace raro que su fiel perro no lo recibiera. Entra a la vivienda y se encuentra con la habitación llena de sangre, la cuna del niño volcada y el hocico de Gelert rojo por la sangre, por lo que piensa que el perro ha matado a su hijo y, en un arrebato de ira, saca su espada y la entierra en el corazón del perro. El noble animal, sin oponer resistencia a su amo, emite un aullido de dolor, lo que despierta al bebé dormido en una de las esquinas de la vivienda. Llewellyn se acerca y ve más allá de la cuna volcada a su bebé sano y salvo. Cerca de ahí, el cuerpo del lobo yacía sin vida. Cuando descubre la verdad y lo que había hecho, el remordimiento le invade y regresa con su fiel perro. Lo abraza y sus lágrimas se mezclan con las del animal. Gelert lame su mano como una manera de expresarle a su amo que lo perdonaba y, con un corto gemido, murió. Destrozado en su corazón Llewellyn entierra a su perro con gran ceremonia como las que se hacen a los grandes héroes del reino, en una tumba. Es esta tumba por la que el pueblo es famoso. Cuenta esa misma leyenda, que el otrora risueño príncipe Llewellyn, jamás volvió a sonreír.

En el lugar donde Llewellyn enterró a su perro. Se levantan hoy dos lápidas con sendas inscripciones, una en galés y otra en inglés:

GELERT'S GRAVE

IN THE 13TH CENTURY, LLEWELYN, PRINCE OF NORTH WALES, HAD A PALACE AT BEDDGELERT. ONE DAY HE WENT HUNTING WITHOUT ANSWERED BY A CHILD'S CRY. LLEWELYN SEARCHED AND DISCOVERED HIS BOY UNHARMED BUT NEAR BY LAY THE BODY OF A MIGHTY WOLF WHICH GELERT HAD SLAIN, THE PRINCE FILLED WITH REMORSE IS SAID NEVER TO HAVE SMILED AGAIN. HE BURIED GELERT HERE. THE SPOT IS CALLED BEDDGELLERT GELERT "THE FAITHFUL HOUND" WHO WAS UNACCOUNTABLY ABSENT. ON LLEWELYN'S RETURN, THE TRUANT STAINED AND SMEARED WITH BLOOD, JOYFULLY SPRANG TO MEET HIS MASTER. THE PRINCE ALARMED HASTENED TO FIND HIS SON, AND SAW THE INFANT'S COT EMPTY, THE BEDCLOTHES AND FLOOR COVERED WITH BLOOD. THE FRANTIC FATHER PLUNGED THE SWORD INTO THE HOUND'S SIDE THINKING IT HAD KILLED HIS HEIR. THE DOG'S DYING YELL WAS

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