miércoles, 19 de mayo de 2010

¿estudiaría otra vez veterinaria?


Hay un grupo en Facebook denominado, "si tuviera 18 años otra vez iba a estudiar veterinaria su puta madre";
http://www.facebook.com/profile.php?id=1142522081#!/pages/Su-tuviera-18-anos-otra-vez-iba-a-estudiar-Veterinaria-su-puta-madre/253530982295


Mira que no he pensado yo veces en voz alta, baja, de lado, por pasiva, por activa, de pie, en el wc, haciendo el pino y en multitud de ocasiones más, esa misma frase. Y es que el trabajo en general cansa, se vuelve rutina, pero en particular el del veterinario, como otras profesiones cualificadas, además de cansar, quema. Estar "quemado" en una profesión es un síndrome bien reconocido. Afecta generalmente o en mayor proporción a aquellas personas que ejercen una actividad liberal, con cualificación media-alta y que tras el paso de los años van perdiendo espectativas en el trabajo a la par que aumenta su decepción. Las espectativas pueden ser laborales, como el ascenso o la mejora en el puesto de trabajo, pasando por otras más sutiles como la de esperar y no obtener el reconocimiento a una labor que se cree meritoria. La decepción se puede deber a una idea preconcebida o irreal de lo que sería tú trabajo y la constatación de que no es lo que se esperaba. El tema es más complejo pero en definitiva todos sabemos lo que es o se siente al "estar quemado".


A cuantas personas mayores y por supuesto niños y jóvenes no habremos oído decir aquello de "¡ qué suerte ¡, ¡ si yo hubiera podido ó cómo me hubiera gustado ó lo que me gustaría estudiar veterinaria¡".


¿Y una profesión tan vocacional y bonita como la veterinaria en la que curas animalitos puede quemar tanto a la gente?...... Pues sí, quema y mucho. Tengas mucha o poca vocación el choque con la realidad te demuestra que todo lo que reluce tiene su parte oscura. Ser veterinario clínico supone aplicar ciertos conocimientos médicos y curar animales y la verdad es que resulta satisfactorio. Hasta aquí todos de acuerdo. Lo malo viene cuando empiezas a notar que además de veterinario tienes otras funciones que nadie te había dicho y para la que no todos están preparados; quitar muchas mierdas y porquerías, hacer diferentes trabajos al mismo tiempo (recepcionista, gerente, telefonista, limpiador, auxiliar, peluquero, vendedor, repartidor de propaganda, taxista de perros, etc.). Enfrentarte a la muerte o el fracaso. Aguantar la estupidez, la ignorancia, la mala educación. Ver frenada nuestra labor por aspectos económicos. Tener salarios muy bajos en relación a profesionales no ya del mismo nivel sino inferiores. Realizar urgencias y guardias sin cobrar, o recibiendo una compensación insuficiente.


De entre todos los factores mencionados quizás los más proclives a quemar a mucha gente son los de las guardias (por motivos económicos, físicos, psicológicos o familiares) y los de la estupidez humana. Este último es común en muchos trabajos, desde el profesor que se encuentra con un alumno gilipollas, hasta el cajero que aguanta a las abuelitas que van con el recibo del banco. Tratar con determinadas personas es lo más difícil y frustrante que uno puede hacer en la vida. A veces pienso que no tendría ninguna duda respecto a mi vocación si los perros vinieran solos a la consulta, sin dueños. El primer aspecto mencionado, el de las guardias, hay quien dirá que es un servicio obligado cuando te dedicas a esto, que nadie empieza a trabajar engañado y todos saben que de una u otra forma hay que dar un servicio de asistencia completa. Lo mismo les pasa a los médicos, a los ATS, bomberos, policías, etc. De acuerdo, pero resulta que estos profesionales cuentan con sindicatos y convenios laborales, cobran horas extras, turnos de guardia, pagas dobles, y los veterinarios clínicos se rigen por la normativa general, regulando sólo aspectos básicos de los trabajadores. Esto conlleva que se haga un trabajo especializado pero sin regular, y de ahí vienen todas las irregularidades. Además un profesional de los mencionados realiza un servicio de guardia con un grupo de personas en las que cada uno tiene asignada su tarea, pero un veterinario que trabaja sólo debe hacerlo todo él mismo. Así es imposible tener un mínimo de calidad de vida personal ni familiar. En la actualidad las clínicas cuentan con más personal que hace unos años pero en el mejor de los casos, en grandes hospitales, las guardias las sigue haciendo una persona, máximo dos, que deben desde abrir la puerta, atender el teléfono, atender la urgencia, limpiar, cobrar, etc. Si esto no acaba con cualquier ilusión y vocación que alguien me lo diga.


La actividad privada es lo que tiene, que la tomas o la dejas. Si te compensa bien de forma económica o en calidad de vida, adelante, pero cuando ese horizonte lo ves muy lejos, desilusiona. Quizás por eso cada vez más muchos compañeros optan por dejar el trabajo clínico y entran en el mundo de la enseñanza u otras actividades laborales completamente diferentes, tirando por la borda años de estudios.


¿Qué estudiaría si tuviera ahora 18 años?. Pues no lo sé. Cualquier profesión tiene su lado bueno y malo. Nadie con 18 años piensa como va a ser su vida dentro de 20. Mejor no pensar y por ahora rezar aquello de "virgencita, que me quede como estoy".

1 comentario:

Anónimo dijo...

ole tus cojones, estoy plenamente de acuerdo contigo