jueves, 28 de enero de 2010

VETERINARIOS Y LA LUCHA SOCIAL


En el post anterior hablé de los veterinarios dedicados, con mayor o menor fortuna, a la política. En esta nueva entrada conoceremos una breve biografía de dos de los veterinarios españoles más comprometidos con la defensa de las libertades, la igualdad y la justicia social. Aunque vivieron en diferentes épocas, llama la atención y podemos comprobar que la situación del campesinado español era la misma año tras año, indiferente al sistema político que gobernara (Monarquía, Dictadura o República).

RAFAEL PÉREZ DEL ÁLAMO

Nacido en Loja, en 1829 y fallecido en Arcos de la Frontera, 1911.
Rafael fue veterinario y uno de los principales anarcosindicalistas andaluces.
Fue el principal dirigente y cabecilla de la sublevación campesina de Loja, en Julio de 1861, durante el reinado de Isabel II, también conocida como la Revolución del Pan. Ya del nombre se puede deducir que Pérez del Álamo junto a los campesinos andaluces no luchó por ideas nacionalistas, utópicas o contestatarias, sino para que los agricultores y ganaderos pudieran conseguir algo de alimento. Tal era la situación de la época. Tras su fracaso logró huir, aunque más tarde fue amnistiado y confinado en Arcos de la Frontera. Allí siguió su lucha por los trabajadores fundando el Centro Obrero y la Sociedad Fraternidad Obrera, mediante la cual los obreros en paro recuperaban edificios ruinosos, los sorteaban entre ellos o los vendía para repartir las ganancias entre ellos.
Su colaboración con otros revolucionarios de la época contribuyó y fue decisiva para la fundación del Partido Socialista Obrero Español de Pablo Iglesias, con el que intercambió gran información.

BENIGNO ÁLVAREZ GONZALEZ

Nacido en 1900, Benigno fue el mayor de nueve hermanos. Hijo de veterinario también estudió la profesión y adquirió gran fama por su bondad y generosidad entre los campesinos y ganaderos de la zona. Debido a las condiciones infrahumanas en las que vivían, Benigno no les cobraba o lo hacía de forma simbólica y les ayudaba en actividades ajenas a su profesión.
Luchó abiertamente denunciando la situación del sector agrario gallego, creando federaciones y agrupaciones de ganaderos y agricultores. En ocasiones fue detenido por agitador y protagonizó huelgas de hambre. Durante la II República fue alcalde de su pueblo. En 1931 funda a nivel provincial el Partido Comunista de Ourense. Al año siguiente propone la constitución del Partido Comunista Gallego. Llega a ser miembro del Comité Central del Partido de España y realiza sus discursos en Gallego, traducido por un compañero Portugués.
Durante la guerra civil organizó la lucha guerrillera en los montes cercanos a su localidad. Miembros de la oligarquía gallega como la Marquesa de la Atalaya Bermeja pusieron precio a su cabeza (1000 pesetas y un coche) por atraparlo vivo o muerto. Aunque tuvo la oportunidad de huir a América, prefirió seguir luchando. Posiblemente enfermo de tuberculosis, murió en un refugio durante el crudo invierno del 37. El falangista que lo encontró le disparó en el pecho, a pesar de llevar muerto varios días, y fue exhibido por la ciudad de Ourense como un trofeo de caza. La mayoría de su familia murió tras las represalias.

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